La tercera oleada
Augusto Galán Sarmiento MD. MPA
Director del Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud. Exministro de Salud
Está claro que nos llegó la tercera ola de la pandemia, que había sido advertida; aunque todavía podemos manejarla, o esa es la esperanza, para que no cause el impacto tan severo que se produjo en el país con la segunda entre diciembre y enero pasados. Se visualiza muy compleja en Medellín, Barranquilla y Santa Marta en este momento, pero los habitantes de otras capitales no pueden considerar que estén exentos de un incremento que comprometa los servicios de salud y cause más dolor y sufrimiento a muchas familias y comunidades.
El nuevo pico puede estar exacerbado por el comportamiento del virus, pues no tenemos claridad si alguna variante por reconocer ande circulando en nuestro país. Aunque no se halle confirmado esto, es algo que tampoco se puede descartar y esperamos estudios sobre la evolución del virus en nuestro territorio que puedan reafirmar o descartar esa posibilidad.
Sin embargo, es claro que mucho de esta nueva ola es el resultado de la conducta humana. La movilidad de las personas, sus desplazamientos e interacciones, el incumplimiento de las medidas de protección personal; están directamente relacionadas con el incremento de infectados. Se conocen muchos casos de personas que no se aíslan cuando saben que son portadoras del virus, con el argumento que sus síntomas son triviales y tenían una cita, un compromiso o debían realizar alguna diligencia personal. También están los que conociendo que están infectados, han viajado en avión o en transporte público terrestre con una actitud que desconoce el riesgo de transmisión a otras personas, quienes eventualmente no tienen la misma fortuna de contraer una infección leve y sin complicaciones. Inquieta además que parecería que el perfil demográfico afectado en esta oportunidad es más joven.
No podemos asegurar que el avance en la vacunación haya generado una sensación de falsa seguridad en la ciudadanía. Es posible que algunas personas la tengan, pero la cobertura menor al 5 por ciento de la población en Colombia se halla en una etapa tan temprana que parecería improbable que las vacunas hayan contribuido a ese relajamiento señalado en muchas regiones y municipios del país.
En este sentido tampoco podemos compararnos con la situación de Chile el cual se encuentra desde hace varias semanas en el límite de sus capacidades hospitalarias y de UCI, a pesar de que ha vacunado al menos al 37 por ciento de su población con una dosis y al 22 por ciento con dos dosis, con lo cual lidera en nuestra región latinoamericana la cobertura de vacunación contra la Covid-19. Al parecer esa sensación de falsa seguridad se unió en ese país a la temporada de vacaciones para que hoy confronten esa compleja situación.
Todavía estamos a tiempo para que esta tercera oleada no nos desborde y tampoco lleguemos a las condiciones que vivimos en la primera y en la segunda. Vuelve a estar en manos de todos que esto sea así. Ojalá den resultado y sean bien acatadas las medidas que han tomado las autoridades en las ciudades y regiones donde la situación aún no es crítica. Vienen unas cuatro a seis semanas retadoras. Ya sabemos lo que tenemos que hacer, lo que debemos es hacerlo mejor.
En medio de esta situación no podemos perder el norte de la estrategia integral a mediano plazo en la cual el Plan Nacional de Vacunación contra la Covid-19 juega un papel determinante. Confiamos que el impase de las vacunas que no llegaron a tiempo se supere y las casas farmacéuticas cumplan los compromisos adquiridos. Lo hemos advertido desde hace días, el cuello de botella está en la producción y el suministro mundial de las vacunas. Colombia ha demostrado que cuando tiene disponibilidad de estas, puede vacunar más de 150 mil personas diarias. Sobre esta realidad volveremos en escritos futuros.
Mientras tanto a cuidarnos con mayor rigor, a nosotros y a nuestras familias. Tenemos más herramientas farmacológicas ahora, pero las esenciales no farmacológicas continúan vigentes: uso adecuado de tapabocas, lavado de manos frecuente y distanciamiento físico. Estamos cansados, es cierto, pero también esta es la opción que tenemos para volver a superar esta tercera oleada.