Otra pandemia detrás del COVID-19: la salud mental
En octubre de 2020, la OMS señaló un aumento en la demanda de los servicios de salud mental desde que inició la pandemia. Un estudio realizado en 130 países que tuvo como objetivo evaluar las alteraciones sufridas por los servicios de salud mental, neurológicos y de tratamiento de las toxicomanías como consecuencia de la COVID-19, así como determinar los tipos de servicios que han sufrido perturbaciones, se encontró que la pandemia había obstaculizado los servicios de salud mental en el 93 % de los países.
Otro estudio publicado en noviembre de 2020 por The Lancet Psychiatry mostró que en Estados Unidos el 18% de las personas contagiadas por COVID-19 fueron diagnosticadas con algún problema o trastorno de salud mental, como ansiedad, insomnio o demencia. Por otro lado, según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), las palabras más buscadas durante la etapa de confinamiento fueron: asintomático, mascarilla, intubar, resiliencia, esperanza y resistencia. Lo anterior indica, la necesidad de la población de estar constantemente informados para responder a la incertidumbre que genera el COVID-19.
Justamente, en esa búsqueda constante de información se han generado problemáticas que han contribuido a la desinformación. Un informe presentado por la Organización de las Naciones Unidas indicó que más del 40% de las publicaciones sobre COVID-19 habían sido emitidas por bots “programas automatizados disfrazados de personas”. Para Lina González, especialista en psiquiatría de la Fundación Saldarriaga Concha y docente de la Universidad Javeriana “el exceso de información termina en miedo y rechazo hacia la vacuna, además de elevar los niveles de ansiedad y depresión en las personas”.
Adicionalmente, la vacuna disparará la incertidumbre en las personas. Desde Así Vamos en Salud se realizó un sondeo a público general que tuvo como objetivo conocer la percepción de las personas respecto al proceso de vacunación contra COVID-19. Se evidenció que el 50% de las personas no tenían suficiente información sobre la vacuna y un 37% querían recibir información sobre efectos adversos de la misma. En ese sentido, como lo menciona la doctora Lina González, existe una angustia “de si voy o no a ser priorizado, cuál vacuna me van a poner, si voy a tener efectos secundarios, incluso si voy a llegar a ser vacunado. Hay un grupo de personas muy escépticas que están asustadas porque no saben en qué creer”.
De acuerdo con lo anterior, la UNESCO recomienda que los medios de comunicación “documenten lo que está sucediendo; que diferencien entre los hechos y ficción; y hacer que los líderes rindan cuentas" (UNESCO, 2020). Por otro lado, la ya mencionada especialista en psiquiatría afirma que en estos momentos las personas necesitan información clara y oportuna, y que desde los medios se promueva una comunicación asertiva y acertada sin llegar a excesos de información.
Fuente:
OMS. (2020). Los servicios de salud mental se están viendo perturbados por la COVID-19 en la mayoría de los países, según un estudio de la OMS. https://www.who.int/es/news/item/05-10-2020-covid-19-disrupting-mental-health-services-in-most-countries-who-survey
Revista Pesquisa Javeriana. (2021).Salud mental en tiempos de vacunación: ansiedad y exceso de información. https://www.javeriana.edu.co/pesquisa/tag/salud-mental/
UNESCO. (2020). Noticias falsas y desinformación, otra pandemia del coronavirus. https://news.un.org/es/story/2020/04/1472922