LA PANDEMIA NOS ENSEÑA (2)

Diciembre 23 de 2021

Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud

“Sin salud nada tiene sentido”; frase que se menciona mucho cuando se pierde la autonomía y aparecen limitaciones derivadas de una enfermedad. Mientras más grave sea esta, mayor la sensación de desconcierto e impotencia para la persona. El dinero, el trabajo, el estudio, las relaciones sociales, los disgustos, las alegrías, los aciertos o los errores pasan a un segundo plano y quedan reducidos al alcance que realmente tienen. El dolor, el sufrimiento y la proximidad de la muerte, que pueden traer las enfermedades, se tornan en maestros sobre lo que es esencial en la vida de los seres humanos.

Sin embargo, la ausencia de la enfermedad es una visión estrecha de lo que significa la salud, que además no pone en consideración la integralidad y el enfoque colectivo que requiere el bienestar de un individuo. Aun así, esa es la percepción mayoritaria que se tiene; la salud se encuentra cuando no estamos enfermos. Mientras tanto la damos por garantía y giramos contra ella como si fuese un cheque al portador con fondos infinitos.

Desde que se estableció la definición de salud en la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, muchos han cuestionado su alcance. En un sentido parece utópica cuando señala que es el “completo bienestar físico, mental y social del individuo”; pero en otro, su interpretación ha reducido el concepto de salud al contrastarlo y señalar que “no es simplemente la ausencia de enfermedad”.

Debemos considerar a la salud y el bienestar como sinónimos y por qué no, como dos propósitos simbióticos. Existe concordancia entre los dos. La salud y el bienestar son metas colectivas de valor universal que nos relacionan con nuestro entorno, con el ambiente en el que nos encontramos.

El bienestar fue definido en el 2018 por el National Wellness Intitute como “El proceso activo de tomar conciencia y asumir decisiones hacia una existencia más exitosa”; y en cuanto a la salud, existe una corriente académica cuyo inicio se remonta a Luis Westein en 1988, la cual busca modificar la definición prevalente para que se entienda entonces como “la capacidad individual y colectiva de adaptarse y autogestionarse ante los desafíos físicos, mentales y sociales”.

Los dos propósitos contienen una visión de integralidad y colectividad que comprende varios aspectos. Son holísticos con constructos multidimensionales, centrados en comportamientos de estilo de vida, basados sobre acciones o procesos que reconocen la interrelación entre la persona y el medio ambiente e involucran dimensiones semejantes: social, emocional, física, intelectual, espiritual, económica, ocupacional y ambiental.

La pandemia nos afectó en la totalidad de esas dimensiones y nos demostró que la vida individual y colectiva pierde sentido cuando se ven comprometidos la salud y el bienestar de las personas. Sin ellos, se enreda la capacidad educativa, disminuye la productividad y el crecimiento económico, y la seguridad se complica, entre otros aspectos que se alteran. Lo hemos constatado durante estos dos años.

La pandemia ha sido un hecho histórico del que se discutirá por muchos años más y se constituye en un sujeto que deberemos estudiar con mayor detalle y profundidad para comprender sus enseñanzas que nos permitan tomar conciencia y adquirir las capacidades individuales y colectivas con las cuales se nos facilite vivir y convivir con bienestar para lograr sociedades cada vez más sanas.

Ante esta epidemia son innegables los logros tecnológicos de las pruebas diagnósticas, las vacunas y los medicamentos, alcanzados en tan corto tiempo. Pero estos son insuficientes cuando visualizamos el impacto que aquella ha tenido en la salud y el bienestar integral de los individuos, las comunidades y las naciones.

La nueva normalidad, hacia la cual avanzaremos en 2022, debemos desarrollarla con la mira puesta en establecer los cambios individuales y colectivos que nos permitan avanzar hacia la autoestima, la autoconciencia y la responsabilidad, la sostenibilidad, el relacionamiento, la prevención de riesgos, la espiritualidad, la salud física y el cuidado de la salud, que nos entreguen mayor bienestar en nuestra existencia. Mucho trabajo del cual todos somos responsables.

Desde Así Vamos en Salud les deseamos unas festividades navideñas seguras y saludables en compañía de sus familias, con la confianza en que durante el año 2022 lograremos superar esta pandemia. Renovamos nuestros deseos para que las enseñanzas que nos trajo las sepamos incorporar en la nueva normalidad y construyamos una sociedad más equitativa y solidaria.