Editorial: extraviados
Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud
Nos mantenemos ante múltiples discusiones públicas sobre la eventual reforma al sistema de salud. Llevamos ocho meses entre la incertidumbre, la desinformación, las verdades a medias, las tergiversaciones y las “jugaditas” políticas.
La propuesta del gobierno, que por fin se radicó con nulo conocimiento y discusión previa por parte de la ciudadanía, de la opinión pública y de la mayoría de los agentes del sector (por no decir de la totalidad), resultó un documento contradictorio, confuso, con grandes debilidades técnicas y jurídicas. Una idea de reforma profunda al sistema actual, que no estuvo acompañada de la evidencia técnica profunda que la justifique.
Además, con una transición limitada a describir la desaparición de los agentes que cumplen con la función principal del aseguramiento en salud que existe, sin señalar con claridad el tránsito y las herramientas para proteger y atender a los pacientes y usuarios desde el escenario actual, hacia el que se establecería con el modelo planteado, el cual se asemeja más al retorno a un pasado aciago del sistema de salud y no a un avance hacia el futuro promisorio que se merece el mismo. Coincidencias pueden existir con algunas ideas plasmadas, pero las dudas subsisten en la forma como se ejecutarían y en las estructuras institucionales que cambiarían.
Por eso generó tanto rechazo la propuesta gubernamental que se ha visto sometida a toda clase de comentarios, dudas y propuestas de modificaciones. Al menos tres proyectos de ley adicionales se han radicado y las dudas sobre el trámite de esta reforma como una ley estatutaria, orgánica u ordinaria subsisten, para complementar el cuadro de incertidumbre que se vive.
Inclusive en los partidos políticos que hacen parte de la Coalición de gobierno la propuesta no tiene plena aceptación. Tres de esos partidos (liberal, conservador y la U) han planteado una contrapropuesta que es más coherente, más técnica y proyectada hacia futuro. Sin embargo, también tiene ambigüedades producto de la pretensión de mantener algunas de las propuestas del gobierno nacional. En esto radica la dificultad que tiene.
Ensamblar un sistema nacional de salud con un sistema nacional de seguridad social en salud se puede asemejar más a buscar la cuadratura del círculo; por lo menos desde el punto de vista técnico y si se quiere cumplir con los principios constitucionales de universalidad, solidaridad y eficiencia. ¿Cómo se une en una sola operación del sistema de salud la libertad de escoger asegurador y prestador, que ya tienen los ciudadanos, con la adscripción obligatoria a determinado prestador y a un pagador único que pretende el gobierno en su propuesta? ¿Cómo se une la gestión integral de los riesgos técnicos y financieros de la salud, que es la función clave del aseguramiento, con el modelo asistencialista y prestacional al que nos retornaría la propuesta gubernamental?
Ahora bien, desde el punto de vista político, la situación puede ir a otro precio y por eso el primer texto planteado desde los partidos de la Coalición de gobierno, ha sido señalado por algunos como ambiguo, al tratar de unir políticamente lo que técnicamente no se encuentra posible o puede generar más daño que beneficio. A esto hay que adicionar la precipitud con la cual se quiere actuar por las carreras legislativas y las presiones políticas, sin responder además a los mínimos constitucionales que se deberían respetar para modificar un Sistema que protege y busca satisfacer el goce efectivo de un derecho fundamental como el de la salud. Las conversaciones del gobierno con los partidos de su Coalición generan confusiones. Lo técnico parece que desapareció de los argumentos, o se tienen en cuenta muy poco, y los acuerdos políticos se perciben endebles.
El reto para el Congreso se acrecienta día a día. El remedio que prescriba no puede ser peor que la dolencia que se tiene. Hemos dicho en este espacio que existen desde hace varios años propuestas técnicas del sector académico y de centros de pensamiento que orientan caminos y transformaciones para avanzar hacia un mejor sistema de salud. Los problemas que tiene el sistema de salud se conocen y los planteamientos para superarlos tienen que ver con cambios a la gobernanza, al talento humano, a la prestación de los servicios, a la salud pública y al financiamiento. Algunos de ellos requieren normas legales; muchos más necesitan mejor regulación y gestión administrativa.
Viene una semana de reflexión y análisis. La reforma a la salud no puede ser una carrera contra el reloj y mucho menos una respuesta al extravío. Más allá de las posiciones políticas, los parlamentarios deberán atender las razones técnicas que justifican un cambio, revisar los instrumentos y las mejores opciones para que ese cambio se dé y si hay necesidad de transformaciones profundas, definir los mecanismos que protejan los avances adquiridos que la población tiene en materia de salud. Es por la salud de todos, que los incluye a ellos y a sus familias.
Luego de finalizado este escrito, se conoce la noticia del retiro del partido Liberal de la Coalición del gobierno que buscaba un acuerdo en el texto de la reforma.