Directo al bolsillo
Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud
Los sistemas de salud deben proteger a la población de los gastos catastróficos en salud; estos son los que comprometen, lesionan o arruinan el patrimonio de una persona o su familia, cuando requiere servicios de salud. Al denominado gasto de bolsillo se encuentran abocados los individuos cuando el sistema de salud no los protege y es el indicador para medir ese riesgo.
Durante esta pandemia han sido varias las historias en los medios de comunicación sobre personas y familias que en muchos países hipotecaron o perdieron sus bienes porque sus sistemas de salud no les cubrieron las atenciones hospitalarias o de UCI que requirieron, para superar los impactos del Covid-19.
Con una cobertura de aseguramiento del 99 por ciento, el sistema de salud colombiano ha protegido los servicios requeridos por la población que los ha necesitado ante la pandemia. Desde la detección y el diagnóstico (en ocasiones retardados por diversas razones), hasta el tratamiento y la rehabilitación. Sí; el sistema fue presionado y estuvo a tensión ante la sobredemanda, pero las atenciones se dieron y fueron miles de vidas las que se salvaron y cientos de miles más desde que las vacunas arribaron al país.
Existen estudios que nos aproximan al gasto de bolsillo en salud. En reciente boletín del Ministerio de Salud sobre el tema en medicamentos se señala que “A partir de la Encuesta de Calidad de Vida de Colombia, (Guerrero et al., 2016) encuentran que la participación del gasto de bolsillo en salud en el PIB disminuyó en el periodo 2008-2014, pasando de 1,6% a 1,18%; con esta misma fuente de datos, (MinSalud, 2015b) encontró que el gasto de bolsillo en salud con respecto al gasto total en salud pasó de 24% en 2008 a 15,5% en 2014. Partiendo de datos publicados por la OMS, (Pérez-Valbuena & Silva-Ureña, 2015) estimaron que el gasto de bolsillo en salud representaba el 15,9% del gasto total en salud en el 2011; así también, (Guerrero et al., 2015) encontraron que este porcentaje fue de 14,8% en 2012, mientras que la participación sobre el PIB era del 1% para el mismo año”
Al comparar con los países de la OCDE, Colombia tienen el segundo gasto de bolsillo más bajo luego de Luxemburgo. Aun así, el 1 por ciento del PIB nacional es una cifra significativa, mucho más cuando nuestro país cuenta con un plan de beneficios en salud muy integral y amplio; razón adicional por la cual debemos estudiar mejor en cuáles tipos de atenciones incurren las personas cuando no son cubiertas por la operación del sistema de salud y corregir las ineficiencias que se estén presentando.
En el mencionado boletín el Ministerio muestra una aproximación al gasto en medicamentos incluido dentro del gasto de bolsillo a partir de la Encuesta Nacional de Hogares del DANE entre 2016-2017. Datos interesantes: el 55,4 por ciento de los encuestados no registraron datos de gasto de bolsillo en salud. El gasto farmacéutico equivale a 0,39 por ciento del gasto del PIB y a 21 por ciento del gasto de bolsillo en salud; vale la pena resaltar que el promedio en los países de la OCDE es del 36 por ciento. Los cuatro primeros quintiles gastan de manera semejante, pero el quintil cinco prácticamente los triplica. El mayor gasto se encuentra en hogares que no tienen personas menores de 3 años ni mayores de 65. Cuando el jefe de hogar tiene una condición de discapacidad el gasto de bolsillo es notoriamente superior. Los afiliados al régimen contributivo gastan tres veces más que los del régimen subsidiado y las personas con mayor educación lo hacen más que aquellas que no cuentan con suficientes estudios.
Un informe interesante, aunque muchas preguntas quedan sin resolver. Además del gasto farmacéutico, ¿en qué otros gastos en salud incurren las personas a pesar del amplio plan de beneficios que existe? ¿por qué gastan de su bolsillo en medicamentos que están incluidos en el plan de beneficios? ¿las personas del régimen subsidiado gastan menos de su bolsillo porque están mejor cubiertas? ¿O porque aún con ese gasto se quedan sin ser atendidos por algunos servicios? ¿cuáles? ¿cómo transformamos ese gasto de bolsillo ineficiente e inequitativo en un gasto que complemente mejor las finanzas del sistema?
Dicho esto, es esencial el seguimiento que se hacía de las cuentas nacionales en salud, que deben incluir el gasto de bolsillo porque es importante evaluarlo ya que apelar a él, como se ve, es inequitativo e ineficiente. Desafortunadamente esa práctica que se traía se dejó de lado desde hace unos años; necesitamos recuperarla.