Editorial: ¿El mejor escondite es el descaro?

Septiembre 26 de 2024

Augusto Galán Sarmiento MD. MPA 

Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud 

Desafortunadamente el análisis y la discusión de la reforma a la salud dejó a un lado el escenario técnico basado en la evidencia y pasó al discurso político hace tiempo. Así lo ha querido enfocar el gobierno nacional.  En el desarrollo de los últimos días se han hecho declaraciones que llaman la atención y reafirman estas consideraciones.

Por ejemplo, ya mencionamos en el editorial pasado que el ministro de salud manifestó en la rueda de prensa posterior a la radicación del proyecto de reforma a la salud, que era el mismo que ya habían presentado hace un año y medio. No olvidemos que fue archivado en el senado de la República por una amplia mayoría con los votos de 9 senadores de la Comisión Séptima.

Surgen varias preguntas; si el ministro dice que habló con todos los agentes del sistema de salud y la realidad es que radicaron la misma propuesta acotada a 48 artículos, con la cual buscan  transformar y arrasar el Sistema General de Seguridad en Salud (SGSSS) como lo plantearon en los más de 130 artículos anteriores, entonces, ¿no les prestaron ninguna atención a las observaciones que la mayoría de los agentes del sistema hemos hecho a lo largo de estos dos últimos años? -entre los que se incluyen usuarios, pacientes, académicos, investigadores, profesionales de la salud, clínicas, fundaciones hospitalarias, aseguradoras, exministros y exviceministros- ¿Fuimos oídos, pero no escuchados y mucho menos atendidos? Además, ¿Será que los senadores y representantes que expresaron sus observaciones y su oposición al proyecto inicial cambiarán su posición ahora que el ministro lo radica de nuevo y señala que es el mismo proyecto? ¿Por qué razón lo harían?

Pero si lo anterior fuera insuficiente para generar dudas sobre el proyecto y la intención del ministro con su radicación, en un debate de control político para discutir sobre los recursos de la salud en el presupuesto general de la Nación, el ministro manifestó públicamente que los recursos que destinaron directamente a las entidades territoriales con destino a los equipos multidisciplinarios extrahospitalarios y al desarrollo de infraestructura, los deben estar gastando los alcaldes y gobernadores en pagar las anteriores elecciones y posiblemente financiando las próximas. Esto fue expresado en frente de los parlamentarios y transmitido por plataformas digitales.

Varias preguntas en este punto. ¿Cómo pueden estar tranquilos los ciudadanos sobre su acceso a los servicios de salud, al ver que la propuesta del proyecto de ley plantea orientar los recursos financieros del sistema, mediante el subsidio a la oferta, a las entidades territoriales? ¿Para que alcaldes y gobernadores hagan política? En su intervención, al ministro de salud no se le vio preocupado por ello. ¿Y será que el Contralor General no tiene nada que decir al respecto de esa aseveración? ¿La Procuraduría General de la Nación tampoco? ¿El mismo Congreso menos?

Y la cereza del pastel de las declaraciones del ministro en los últimos días tiene que ver con la aceptación pública de que no hay plata para pagar los Presupuestos Máximos que financian las atenciones de enfermedades huérfanas y otras condiciones. Entonces ¿el SGSSS si está desfinanciado estructuralmente como se ha venido advirtiendo por académicos e investigadores y usuarios y pacientes, pero también por los aseguradores y las clínicas y hospitales en los últimos 18 meses?  ¿y hasta ahora el gobierno lo reconoce cuando ya se han incrementado las tutelas de salud en un 42% y las PQRS en más del 12% en el último año? Peor aún; su aseveración no va acompañada de una propuesta de solución al problema y no menciona tampoco que esa desfinanciación presupuestal conduce a un cálculo insuficiente de la UPC.

¿Indiferencia? ¿incapacidad? ¿desidia? ¿estrategia política? ¿autoataque? ¿un distractor? No sabemos; pero esos tres mensajes nos recuerdan a un estudiante extranjero de cuarto de bachillerato, en un colegio bogotano hace más de 50 años, a pocas cuadras del parque de los hippies de la calle 60, cuando fue encontrado por un compañero, semioculto tras la tapa de su pupitre, preparando un cigarrillo de marihuana en la mitad de un recreo. El compañero le hace el reclamo de actuar con tanta desfachatez para esa época; y la respuesta del interpelado fue “Mira, no se te olvide nunca que el mejor escondite es el descaro”