Editorial: el Sistema de Salud del Magisterio

Diciembre 4 de 2023

Augusto Galán Sarmiento MD. MPA 

Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud 

Si queremos tener más claro hacia dónde se propone llevar el Sistema de Salud este gobierno nacional y su ministro, no es necesario estudiarse los modelos, canadiense, ni el sueco, tampoco el inglés y ni siquiera el español. Lo tenemos cerca; no es sino fijarse en el Fondo de Salud del Magisterio (FOMAG) en Colombia que es semejante a ellos, por no decir que igual.

Este sistema de salud se desarrolla a partir de la Ley 91 de 1989 y se halla constituido por el Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio (FNPSM). Vela por la prestación de los servicios de salud de los docentes y sus beneficiarios y por las prestaciones sociales (pensiones y cesantías) del a­filiado, siguiendo las instrucciones dadas por el Consejo Directivo del Fondo, que preside el Ministerio de Educación Nacional. La administración de los recursos está en una entidad ­fiduciaria estatal en la cual el Estado tiene más del 90% del capital, y desde el año 1990 la realiza la Fiduciaria La Previsora.

Las propuestas del gobierno nacional para el Sistema General de Seguridad en Salud (SGSSS) se encuentran en la manera como opera el FOMAG: administración estatizada y constreñida la participación privada; un fondo público único pagador; obligación de la adscripción de las personas al sistema con constricciones a la libertad de elección a través de los Centros de Atención Primaria; eliminación de los contratos entre prestadores y pagadores; limitación de las auditorías a las aleatorias desde el fondo público único pagador, luego de desembolsar recursos financieros sin control, lo que es fuente de corrupción y otras ineficiencias; ausencia del asegurador que sea el comprador inteligente de servicios para los usuarios y pacientes, que les organicen a ellos la red de prestadores para que reciban sus atenciones, que supervise la pertinencia y controle la calidad de estas, y que preserve la sostenibilidad del sistema.

El FOMAG no es el mejor ejemplo ni la opción de progreso para el SGSSS, entre otras razones, porque constriñe la libertad de elección a los usuarios y pacientes. En una cartilla del Ministerio de Educación sobre el FOMAG señala que “…(los afiliados) también tienen una gran desventaja y es que no pueden escoger cualquier EPS del mercado para que les preste el servicio de salud a él o sus benefi­ciarios, sino que tienen que someterse al contratista que resulte favorecido en el proceso licitatorio. Durante los 20 años de funcionamiento del Fondo se han mantenido básicamente los mismos prestadores. A pesar de que últimamente se haya buscado ampliar la oferta, no se ha logrado aún la participación de entidades grandes de salud o cajas de compensación”. Peor aún, de acuerdo con informaciones de conocedores “los operadores actuales ya tienen conformada una red o contactos con las IPS” y se señala que, en algunas regiones, esa red es “exclusiva”.

Además, el FOMAG no genera protección financiera ante los riesgos de la enfermedad; es ineficiente y se calcula que gasta cerca del doble que el SGSSS por afiliado al año; genera mayores quejas y reclamos por usuario al año que el promedio del SGSSS; no realiza ninguna gestión integral de riesgos en salud para la población ni para el sistema y carece de controles para su sostenibilidad.

En varias regiones del país hay quejas de los afiliados hacia los operadores y no quieren que se les vuelva a adjudicar a esos mismos la licitación que define quién los va a atender por los próximos años. Si lo anterior no fuera suficiente, de acuerdo con la Agencia Nacional de Defensa del Estado, el FOMAG tiene más de 70.000 procesos activos, por un valor de $5,3 billones, los cuales representan más del 20 por ciento de todos los procesos de pleito jurídico que hoy cursan contra la Nación.

El viceministro de Educación en declaraciones públicas señaló: “Si no sé cuál es la población, de qué se enferma o cuánto vale atenderla, difícilmente puedo armar una propuesta competitiva. Hay falta de información o de confianza”. El propio presidente de la República detuvo el último proceso de licitación del FOMAG por graves sospechas de corrupción, pidió la revisión del modelo y planteó su cambio hace algo más de un mes.

El modelo de sistema del FOMAG es el mismo que vienen aprobando a los empujones y “pupitrazos” los parlamentarios del gobierno nacional en la Cámara de Representantes. ¿Será que no le han contado al presidente de la República que ese es el que quieren imponer para toda la población? o ¿será que no saben qué es lo que quieren ni para dónde van más allá de capturar los dineros?