Editorial: “Obras son amores y no buenas razones”
Augusto Galán Sarmiento MD. MPA
Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud
En julio de 2021 el grupo SURA presentó públicamente la decisión y la determinación de invertir en un proyecto para la investigación, desarrollo, producción y manufactura de vacunas humanas y otros biotecnológicos desde Colombia. Se ubicaría en Rionegro (Antioquia). El momento era clave, todavía nos encontrábamos en medio de la pandemia por Covid-19 y la experiencia nos había traído muchas enseñanzas de todo sentido.
Estábamos sensibilizados y dispuestos como seres humanos, como ciudadanos y como trabajadores del sector salud, a establecer los cambios necesarios para convivir con la naturaleza de otra manera, para comprender que la economía y la salud no son contradictorias sino complementarias y para prepararnos bien como sociedad y sector ante la realidad de futuras -y próximas- epidemias y pandemias.
El proyecto de Vaxthera, como lo denominó el grupo Sura, era, junto con otros proyectos semejantes, no solo pertinente sino una oportunidad para dar respuesta a varios aspectos esenciales del desarrollo de la investigación en ciencia y tecnología que nuestro país debía, y debe, establecer.
Mencionamos entonces la necesidad de acrecentar la inversión en investigación y desarrollo de ciencia y tecnología, con una amplia participación del sector privado mediante estímulos estatales como lo hacen en las 15 economías de países que más innovación crean y entregan al mundo.
Otro tema que entonces señalamos fue el de la oportunidad para repatriar “cerebros fugados”; profesionales con conocimiento y experiencia en investigación que vinieran al país a estudiar, investigar e innovar con nuestra biodiversidad y el potencial biotecnológico que existe, por ejemplo. Pero también para ampliar la investigación en otras áreas del conocimiento. Recuperar ese talento humano, y retener. y fortalecer el que se forma en nuestro país es obvio para el crecimiento de la Nación y este tipo de proyectos pueden ser la alternativa para lograrlo.
Un tercer aspecto que se señaló entonces fue la necesidad de fortalecer nuestra seguridad sanitaria nacional. La experiencia de la pandemia había sido una cachetada de realismo. Decíamos que “Colombia requiere avanzar en su independencia sanitaria, sin nacionalismos absurdos, pero sí con el carácter y los estándares que le permitan relacionarse de forma distinta en el escenario de la salud global. No puede haber soberbia en este aspecto, pero tampoco condescendencia o mediocridad”
Hace un par de semanas se inauguró la planta de producción de Vaxthera en Rionegro Antioquia. Con capacidad inicial para producción de 100 millones de vacunas anuales. La lógica que existe detrás de este proyecto reconoce que el conocimiento es la clave para nuestro desarrollo. Lo que debemos plantear entonces es crear una red científica nacional para ello.
Se han propuesto metas ambiciosas. Las vacunas para humanos contra el coronavirus y el virus símico se encuentran ya en fase de investigación clínica, con acompañamiento de la FDA. Los trabajod de las fases preclínica y las previas se orientan a los virus Lyme, Nipah, Hand, Foot and Mouth Disease, Rabia, Gripa Aviar, Chikunguña, Fiebre Amarilla y Dengue. En lo que hace relación a la línea veterinaria tienen planteados desarrollos en virus contra los virus de la Rabia, la Influenza Aviar, Coronavirus, Nipah y el Hand, Foot and Mouth.
El presente gobierno nacional no dice nada sobre esas materias. ¿Qué hace el ministerio de Ciencia y Tecnología? ¿Cómo se coordina con el ministerio de Salud? ¿Cómo lo hace con el de Educación? ¿Cuál es el plan que se propone desarrollar? ¿Con qué recursos financieros, humanos y tecnológicos? Se necesita la participación del sector privado; ¿cómo la tienen prevista? ¿cuáles son los estímulos para esos desarrollos?
La inversión en Investigación y Desarrollo es vital para nuestro crecimiento social y económico. Con esto no decimos algo que no se sepa ni algo que no haya sido dicho ya. Faltan voluntad y decisión política.
Seguramente hay discursos, ideas, documentos; exaltados desde las plazas públicas y más en etapa preelectoral. Pero cuando vemos hechos como el de Vaxthera, que provienen de concreciones privadas, no podemos señalar nada distinto a que “obras son amores y no buenas razones”.
No olvidemos: de acuerdo con la Unesco, los 15 países que más invierten en desarrollo de ciencia y tecnología lo hacen en un nivel del 2 al 4 por ciento de su producto interno bruto. Cerca del 70 por ciento de esa inversión la realiza el sector privado. En Colombia apenas alcanza el 0,3 por ciento y todo muy sobrecargado en el sector público.