Editorial: “Para guatepeor”

Enero 23 de 2024

Augusto Galán Sarmiento MD. MPA 

Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud 

El inicio del año nos presenta un panorama que puede ser más complejo y frustrante para los usuarios y pacientes de lo que fue el 2023. Sin embargo, nos mantenemos con la esperanza que se manifieste una amplia movilización ciudadana, desde todos los estamentos y condiciones, en contra de la reforma que se tramita en el Senado de la República. Claro que también esperamos de este órgano legislativo, como lo dijimos en diciembre, una revisión objetiva y profunda de “….lo aprobado por la Cámara de Representantes, lo contrasten con la evidencia técnica y científica, y analicen, escuchen y atiendan una participación ciudadana amplia e incluyente en las deliberaciones, y entre todos encontremos la reforma acertada que nos permita renovar el contrato social por una mejor salud”.

Los pasos iniciales dados por el gobierno nacional en este 2024 no vislumbran buenos augurios para los colombianos en estas materias. Desde el ministerio del ramo quieren imponer su visión de estatizar la salud sin consideraciones distintas a sus criterios y sus ideologismos. Las acciones gubernamentales de este mes, materializadas en la UPC desfinanciada; una demanda legal insólita, contradictoria y errada; un ministerio del Interior politizando la salud con las Juntas de Acción Comunal, y una presión inclemente para lograr el nombramiento de un funcionario que no da las garantías técnicas ni gerenciales para presidir la EPS más grande del país, demuestran unos funcionarios atrincherados en sus posiciones, complacientes con una visión anacrónica de la salud y ensimismados en función “no de su correspondencia con la realidad y por ello de su practicidad real, sino de su práctica política, es decir, de su instrumentalidad social para movilizar instituciones y grupos, con absoluta prescindencia de su contenido de verdad”.

El problema no sería mayor a simples discusiones políticas, si no estuvieran en el medio el bienestar y la vida de millones de compatriotas. Usuarios y pacientes que ya han empezado a sentir el impacto de la desfinanciación del sistema y a ver el retraso en el acceso a consultas, exámenes y tratamientos que venían recibiendo con la debida regularidad hasta hace unos meses. 

Como lo hemos mencionado en otros escritos, desde el punto de vista técnico la propuesta gubernamental apunta a regresar a los subsidios a la oferta y a desaparecer el aseguramiento sustentado en la gestión integral de los riesgos en salud y en la focalización eficiente de los recursos. Destruir lo construido parece ser la consigna. 

Volver a los subsidios a la oferta y a la ausencia de gestión de riesgos, de manera generalizada en el sistema, nos retrocederá al pago simple por prestación de servicios, que inducirá a un mayor gasto en salud; pero, además, a una mayor inequidad en el acceso a las atenciones de consultas, exámenes y tratamientos, todo lo cual lesionará a la población más vulnerable del país. “Primero llegado, primero servido” será la señal y los recursos se evaporarán rápidamente. 

Los retrocesos en el goce efectivo del derecho a la salud y en los avances adquiridos por la población serán mayores. Esto hay que repetirlo hasta la saciedad y más allá. Muchos ciudadanos no han terminado de entender las implicaciones negativas que traerán las determinaciones de este gobierno y este ministerio para su diario vivir en materia de salud. La libertad de elección quedará comprometida. La protección financiera se verá afectada y se puede prever el incremento del gasto de bolsillo y de la adquisición de seguros privados por parte de los ciudadanos (¡¡los que puedan!!!) para solventar las ineficiencias en el acceso a los servicios derivadas de la mala administración estatal de los recursos de la salud. La solidaridad implícita y explícita que se ha alcanzado con la gestión integral de riesgos desaparecerá y la inequidad aumentará.

El ideologismo y el populismo son parientes muy cercanos. Hostiles a la evidencia, al análisis técnico, a la evaluación objetiva e imparcial y a la rendición de cuentas transparente. Este gobierno padece de ellos, por lo menos en su ministerio de Salud; aunque parece que en la cabeza y en otros sectores ocurre lo mismo. Ante los problemas reales, los ideologistas y populistas proponen soluciones ilusorias, que suenan a cantos de sirenas para muchos ciudadanos, pero que no resuelven ni sus problemas y tampoco sus necesidades.

Los ciudadanos no podemos depender de que el Senado cumpla su tarea con los mínimos constitucionales para reformar un sistema que regula y protege el derecho a la salud. Ojalá lo haga. Pero los ciudadanos debemos entender mejor de qué se trata esta reforma del gobierno y el retroceso que traerá para la sociedad toda; para cada uno de nosotros, nuestros familiares y amigos. Entendido eso, no nos podemos callar; los colombianos merecemos mucho más de lo que nos ofrece este gobierno.