El futuro ya está aquí y causa vergüenza
Augusto Galán Sarmiento MD. MPA
Director del Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud. Exministro de Salud
A tres meses de iniciada la vacunación contra la Covid-19 se han aplicado más de 458 millones de dosis en el mundo, el 6 por ciento de su población; casi el cuádruple del número total de casos reportados por esta infección en algo más de un año; una cifra significativa. Sin embargo, “el futuro ya está aquí, solo que no está distribuido equitativamente”; esa frase del novelista William Gibson se ratifica al revisar las cifras de ejecución del plan de vacunación más grande que ha tenido el planeta en su historia.
Porque a la fecha, el 75 por ciento de esas dosis se ha concentrado en 10 países y con ellas se ha cubierto al 10 por ciento del total de su población. Mientras tanto, en 38 países donde se ha aplicado menos del 1 por ciento de las dosis totales administradas en el mundo, la cobertura de vacunación se halla en 0,21 por ciento de su población. Paralelo a esto, en otros 65 países no se ha administrado una sola vacuna[1]. Una gran vergüenza de inequidad.
El mecanismo COVAX, del que ya hemos hablado en otros escritos, ha enviado hasta la fecha algo más de 30 millones de dosis a 54 países en el mundo, una cifra muy distante todavía de los 2 mil millones que se ha propuesto entregar antes de finalizar este año a las naciones más limitadas económicamente.
Varios de los países financieramente más fuertes planean tener cubierta al 100 por ciento de su población para julio de 2021. En contraste, se estima que las naciones dependientes exclusivamente del mecanismo COVAX alcanzarán apenas al 3,3 por ciento de sus habitantes en la misma fecha. Con esta cifra se ve lejano alcanzar la meta propuesta, ya que, de seguir así, 85 países no tendrán vacunación masiva de su población antes de 2023. Esta pandemia no se controlará hasta que cada una de las naciones la tenga sometida; aunque parece que hay muchos oídos sordos para esta realidad.
La semana pasada, un grupo liderado por el Instituto O´Neill y profesores de las universidades de Emory, Yale y Georgetown, presentó un comunicado firmado por más de mil científicos, expertos en salud pública y en asuntos legales, así como líderes sociales de diferentes latitudes, en el cual se hace un llamado a los dirigentes mundiales para que establezcan mecanismos que logren acelerar el proceso de vacunación con mayor equidad en la distribución de los biológicos contra la Covid-19 en el mundo[2].
A Estados Unidos y a la Unión Europea se les solicita incentivar a las casas farmacéuticas desarrolladoras de vacunas a que compartan la tecnología; y se les pide además que adhieran a la producción global de vacunas, así como a financiar la renovación y la expansión de fábricas para producir los biológicos en Africa, Asia y Latinoamérica.
A estas últimas regiones se les requiere, para profundizar en la solidaridad, que establezcan un objetivo de control de la epidemia para el próximo año y utilicen todas las herramientas legales a su disposición para ampliar la producción y el acceso a las vacunas.
Al mecanismo COVAX se le señala que las metas de vacunación que se ha trazado para los países más pobres son insuficientes para detener la pandemia y deben unir esfuerzos con los promotores de una apertura global para la producción de vacunas. Por último, a los investigadores y expertos técnicos de todo el mundo se les pide compartir sus conocimientos y apoyar la apertura de la ciencia para todos.
El centro del mensaje se halla en la ampliación global de la producción de vacunas y en la equidad de su distribución, que es donde se encuentran las mayores dificultades en este momento de la pandemia. ¿Los países de Latinoamérica se quedarán callados? ¿Qué dirá nuestra Cancillería y nuestras autoridades nacionales de esta propuesta? ¿Será atendida por sus destinatarios y tendrá respuesta positiva o nos mantendremos con el futuro en el presente para unos pocos?
[1] Cálculos propios con base a The New York Times Global Vaccinations tracker