El teletrabajo
Augusto Galán Sarmiento MD.MPA
Director del Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud. Exministro de Salud
El teletrabajo no es nuevo en la sociedad contemporánea. De hecho la definición sobre esta modalidad laboral se dio por primera vez hace 50 años. La posibilidad de trabajar remotamente mediante comunicación electrónica o por computador, lejos del espacio físico donde se asienta la empresa, tiene varias modalidades de implementación. Puede ser a tiempo completo, parcial o en la forma denominada “hosting”.
Con la llegada de las nuevas tecnologías de la información, el teletrabajo tomó espacio en países más desarrollados como una característica pertinente para ciertos tipos de labor. Desarrolladores de software; consultores de empresas cuya presencia permanente no se hace necesaria en la compañía pero su conocimiento es esencial para ella; asesores financieros; corredores de seguros; estrategas de comunicaciones, además de otros, se encontraban entre aquellos profesionales o trabajadores que ejecutaban ese tipo de vínculo laboral con resultados muy satisfactorios desde antes de la pandemia.
En un metaanálisis de diferentes estudios académicos sobre el teletrabajo, realizado en el año 2007[1], se muestra que tuvo efectos pequeños pero principalmente beneficiosos sobre los resultados más inmediatos para los trabajadores, como la autonomía percibida y la disminución de conflicto entre el trabajo y la familia. Mostró además que el teletrabajo no tuvo perjuicios en general sobre la calidad de las relaciones en el lugar de trabajo.
Esta modalidad laboral también tuvo efectos beneficiosos en los resultados a mayor plazo sobre el trabajador, como la satisfacción laboral, el desempeño, la intención de rotación o el estrés que se tenga en la labor que desempeña. Estas consecuencias beneficiosas parecían estar mediadas, al menos parcialmente, por la autonomía percibida. Además, el teletrabajo de alta intensidad (más de 2,5 días a la semana) acentuó los efectos provechosos del teletrabajo en los conflictos entre el trabajo y la familia, aunque perjudicó las relaciones con los compañeros de trabajo.
Otro análisis en relación con el tema[2] nos señala que la literatura ha sido ambigua sobre el impacto del teletrabajo en el conflicto entre el trabajo y la familia, y afirma que el teletrabajo mejora el equilibrio entre el trabajo y la vida, y reduce el conflicto o contrarresta que aumente, en la medida que el trabajador dedica más tiempo y energía emocional a la familia. Al encuestar a 454 empleados de nivel profesional que dividían su tiempo de trabajo entre la oficina y el hogar, los autores examinaron cómo el trabajo extensivo en este modo afecta el potencial conflicto entre el trabajo y la familia y el que puede existir entre la familia y el trabajo, así como el impacto contextual de la autonomía laboral.
Según la hipótesis, los hallazgos sugieren que el teletrabajo tiene un impacto diferencial en el potencial conflicto trabajo-familia, de modo que cuanto más trabajen los individuos en esta modalidad, menor será el conflicto entre el trabajo y la familia, pero mayor será el conflicto entre la familia y el trabajo. Además, se encontró que la autonomía laboral y la flexibilidad de programación moderaron positivamente el impacto del teletrabajo en el conflicto entre el trabajo y la familia, pero se encontró que el tamaño del hogar moderaba negativamente el impacto del teletrabajo en el conflicto entre la familia y el trabajo, lo que sugiere que los factores contextuales pueden jugar un papel determinante.
Publicaciones académicas más recientes validan los anteriores resultados y adicionalmente proponen otras metodologías de evaluación sobre este tema[3]
Parece que la modalidad de teletrabajo se consolidó con la pandemia en Colombia, para quedarse luego que ella desaparezca. La implementación será variada a tiempo completo o parcial. La regulación fue definida por el gobierno nacional durante la epidemia y en realidad ayudó mucho a que algunos sectores de la economía se mantuvieran o inclusive crecieran. Diversos trabajos no podrán apelar a ella, pero otros se desarrollarán con suficiencia, sin perder productividad, ante la necesidad de mayor calidad de vida en las ciudades que se torna compleja por la movilidad y la inseguridad. Es importante que en nuestro país tengamos estudios que nos permitan conocer mejor el impacto que esta modalidad laboral produce en las empresas, pero también en los trabajadores y sus familias.
[1] Gajendran RS, Harrison DA. The good, the bad, and the unknown about telecommuting: meta-analysis of psychological mediators and individual consequences. J Appl Psychol. 2007 Nov;92(6):1524-41. doi: 10.1037/0021-9010.92.6.1524. PMID: 18020794.
[2] Golden TD, Veiga JF, Simsek Z. Telecommuting's differential impact on work-family conflict: is there no place like home? J Appl Psychol. 2006 Nov;91(6):1340-50. doi: 10.1037/0021-9010.91.6.1340. PMID: 17100488.
[3] Allen TD, Golden TD, Shockley KM. How Effective Is Telecommuting? Assessing the Status of Our Scientific Findings. Psychol Sci Public Interest. 2015 Oct;16(2):40-68. doi: 10.1177/1529100615593273. PMID: 26403188.