Enseñanzas chilenas

Marzo 18 de 2021

Augusto Galán Sarmiento MD. MPA

Director del Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud. Exministro de Salud

Se habla mucho por estos días sobre el éxito de Chile en la implementación de la vacunación contra la Covid-19. Vale la pena revisar el asunto.

Chile aplicó 65.329 dosis en su primer mes de vacunación desde que inició el 24 de diciembre. Luego, durante el mes comprendido entre el 3 de febrero y el 3 de marzo 2021, vacunó a 3.9 millones de ciudadanos y así alcanzó al 20 por ciento de su población. Se convirtió entonces en el quinto país en el mundo, bien distante de cualquier país de Latinoamérica, pues el segundo en la lista de esta región había vacunado poco más del 3 por ciento de sus habitantes.

Chile había avanzado mucho durante los últimos años en acuerdos comerciales, de investigación y de intercambio de tecnología con múltiples países del mundo. De manera pragmática los había realizado con naciones occidentales y orientales. Con China tenía varios, incluido uno de investigación y desarrollo con la Universidad Católica de Chile. Cuando los chinos iniciaron los análisis para la vacuna de Sinovac buscaron a los chilenos para que los acompañaran en ese propósito.

También tenían acuerdos con otros desarrolladores de vacunas. El país austral no había desmantelado su infraestructura de investigación, desarrollo y producción de vacunas humanas, como sí lo habían hecho otras naciones de Latinoamérica a finales del siglo pasado. Encontrarse inserto en la cadena de producción de biológicos para humanos le permitió a Chile agilizar procesos de negociación para la adquisición de vacunas con mayor prontitud que vecinos de la región. 

Ahora bien, es interesante conocer que el 66 por ciento de vacunas que ha comprometido Chile para su compra en esta pandemia son de Sinovac. De hecho el 93 por ciento de los biológicos que ha aplicado hasta el 15 de marzo contra la Covid-19, han sido de esta compañía china. Aunque tiene contratos adicionales con Moderna, Astrazeca, Johnson & Johnson, Pfizer y el mecanismo Covax, los tres primeros no le han enviado ningún lote, y el resto de la población vacunada (7 por ciento) lo ha alcanzado con los dos últimos que sí le han despachado producto.

Existe otro factor del cual no se habla mucho y que tiene que ver directamente con la rapidez mediante la cual Chile ha logrado vacunar su población. Se trata de la atención primaria en salud (APS) que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud es un modelo de “asistencia sanitaria esencial accesible a todos los individuos y familias de la comunidad a través de medios aceptables para ellos, con su plena participación y a un costo asequible para la comunidad y el país”. Tres asuntos clave: acceso oportuno centrado en la persona y su familia, con participación de ellos y a costos racionales.

Desde hace varias décadas Chile ha estructurado el modelo APS a través del Ministerio de Salud y financiado por FONASA, el fondo nacional de salud. Lo tiene extendido a lo largo y ancho de su territorio mediante Centros de Salud Familiar, de Salud Comunitaria y de Salud Mental. Paralelo ejecuta un Plan Ampliado de Inmunizaciones que ha consolidados a través de la APS durante los últimos 40 años. El 88 por ciento del gasto programado de APS se ejecutó en municipios en 2018.  El esquema es respetado por los ciudadanos y reconocido por todos los sectores de desarrollo económico y social, con calificaciones bastante buenas en sus evaluaciones, aunque los resultados no son homogéneos y no deja de tener diversas dificultades por corregir. Trabajan en grupos interdisciplinarios y se integran en procesos alejados de los niveles jerárquicos de relacionamiento.

En resumen, el éxito de Chile en la implementación del plan de vacunación contra Covid-19 se ve sustentado en dos pilares: una política de innovación y desarrollo en ciencia y tecnología con apertura al mundo, y un modelo de atención primaria en salud con priorización en las personas y en las familias.

Como todos los países, no ha erradicado la pandemia y ahora enfrenta un incremento de casos y de fallecidos luego de finalizar su temporada de verano. Aun así, es claro que este país ha dado pasos importantes y ha avanzado en establecer condiciones hacia una nueva normalidad para sus ciudadanos de los cuales los demás países de la región pueden adoptar enseñanzas.