Insistir, resistir y persistir

Julio 1 de 2021

Augusto Galán Sarmiento MD.MPA

Director del Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud. Exministro de Salud

 

Frente a la evolución de la pandemia en los próximos tres meses son inquietantes las proyecciones sobre Colombia que realiza el Instituto de Métricas y Evaluación en Salud de la Universidad del estado de Washington en Estados Unidos -IHME por sus siglas en inglés-. Sesenta mil fallecimientos más si la situación actual se mantiene como está.

¿Qué opciones tenemos para evitar que eso ocurra, ahora que se abrió el país a la economía, la movilidad de la población se ha incrementado justo en la mitad de este tercer pico que se convirtió en una alta meseta desde hace tres meses y estamos abocados a la variante Delta del virus?

Hay que volver a las bases sobre las que se ha insistido desde el principio de la pandemia. Las medidas no farmacológicas para su mitigación continúan vigentes. La comunicación a la población debe ser más asertiva y aunque parece un mantra que se repite y algunos no aplican, el lavado de manos frecuente y adecuado con agua y jabón, el distanciamiento físico de más de dos metros entre las personas y el uso del tapabocas, se mantienen como la triada de autocuidado equivalente a una autovacuna que nos protege frente al contagio, la hospitalización y la muerte producidas por este Covid-19. Su utilidad está demostrada y lo que evidencian las proyecciones del IHME es que, si la población las aplica con rigor, el descenso en la mortalidad sería de un treinta por ciento frente al peor escenario señalado para estos próximos meses.

Junto a lo anterior, las autoridades locales y de salud deben reforzar el vital mecanismo del PRASS (pruebas, rastreo y aislamiento selectivo sostenible),  pues no ha funcionado en su adecuada capacidad y alcance y es de una utilidad manifiesta frente a la detección temprana de casos, de sus contactos, así como del control de estos con aislamiento y tratamiento precoz que evite más hospitalizaciones y muertes.

Es esencial fortalecer estas acciones de atención primaria en salud y para ellas se requiere también la participación más activa de las EPS que, en general sobre estas medidas no farmacológicas de salud pública han estado ausentes de un compromiso contundente por parte de la mayoría, salvo algunas reconocidas excepciones.

La experiencia de otros países -en especial los asiáticos- con el manejo del rastreo, la detección y el aislamiento explica en gran medida el control que han tenido varios de ellos sobre la pandemia. Paralelo a esto, no se pueden descartar decisiones más estrictas de restricciones colectivas de la movilidad en las localidades, municipios o regiones en donde los análisis epidemiológicos así lo indiquen. Por encima de cualquier consideración, la prioridad sigue siendo evitar las muertes evitables, que en el caso del Covid-19 deberían ser la mayoría.

En relación con las medidas farmacológicas de mitigación de la pandemia, que son la otra opción con la cual contamos frente a la situación, se hace necesario masificar la vacunación para acelerarla. Colombia se encuentra entre los primeros 22 países del mundo que han aplicado el 88 por ciento del total de dosis administradas en el planeta. Al hacer la corrección por porcentaje poblacional cubierta, Colombia desciende a la posición 70 entre todos los países. La donación hecha por el presidente Biden llega en un momento oportuno.

Porque se necesitan aún más vacunas para acelerar la implementación del Plan Nacional de Vacunación (PNV). Asimismo, de acuerdo con expertos y conocedores en los territorios, las estrategias requieren ser combinadas. La salud pública, la epidemiología y la ética deben primar para la distribución de vacunas a las entidades territoriales. En algunos municipios pueden unificarse las etapas y eliminar cualquier barrera de acceso. En las grandes capitales la estrategia debería orientarse a incrementar el número de puestos de vacunación, ampliar los grupos etarios que se llamen a vacunar y facilitar el auto agendamiento de las personas.

Se hace indispensable más talento humano que trabaje en la vacunación; también transporte para llegar a zonas apartadas; así mismo los recursos financieros deben fluir a las entidades territoriales y las IPS, lo que es una solicitud reiterada en las regiones para financiar adecuadamente estos aspectos logísticos. El sector privado puede ayudar en muchas regiones del país y acompañar al sector público en la adecuada implementación del PNV.

Debemos superar la especie de aletargamiento colectivo en el que nos encontramos frente a la pandemia. La responsabilidad es de todos, pero el gobierno nacional tiene que liderar la reactivación y el fortalecimiento de estas acciones de mitigación; no hay más opciones.