Primer año de pandemia

Marzo 11 de 2021

Augusto Galán Sarmiento MD. MPA

Director del Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud

Las vacunas contra la Covid-19 no erradicarán el virus, pero ayudarán a controlar paulatinamente la pandemia. Una vez vacunados, deberemos mantener las medidas de autocuidado que conocemos: uso adecuado del tapabocas, distanciamiento físico y lavado de manos frecuente y apropiado. Así será hasta que entendamos mejor el alcance de la inmunidad de las vacunas y conozcamos si ellas evitan que contagiemos a otras personas. Lo sabremos bien en la medida que avance la vacunación.

Retornar a la normalidad que existía antes de la pandemia no va a ocurrir y es más conveniente seguir adelante con el desenvolvimiento de una nueva normalidad a la cual nos adaptemos día a día, como de alguna forma lo venimos haciendo. Es comprensible que para muchos esto sea un motivo de rechazo y negación, pero todo indica que este virus será estacional, llegó para quedarse como se insinuó desde el principio y tendremos que continuar nuestro ajuste a su presencia.

Lo que sí podemos esperar de estas vacunas, conforme lo indica la literatura científica, será la disminución en la presencia de casos severos y en la mortalidad que resulta por la enfermedad. Eso es muy importante no sólo por evitar el dolor y el sufrimiento de más personas y familias, sino porque disminuirán los costos para los sistemas de salud y para la economía de los hogares y países. Todavía no se encuentra debidamente estimada la morbilidad por secuelas e incapacidades producidas por los casos severos que han logrado superar la instancia hospitalaria luego de una infección por Covid-19, pero se puede prever que resultará en pérdidas financieras y de calidad de vida muy grandes. La aplicación de la vacuna se convierte en una prioridad para los individuos y las sociedades.

Completamos un año a partir del día que nos anunciaron el primer caso de Covid-19 en Colombia; desde entonces más de 60 mil personas han perdido la vida ante la enfermedad, más de 120 mil han tenido casos graves y más de 2.2 millones de casos han sido oficialmente reportados. Además, nuestro país se halla en el contexto de uno de los subcontinentes más afectados por la pandemia en el mundo. En Latinoamérica habitamos el 7 por ciento de la población del planeta, pero se ha presentado el 19 por ciento de los casos reportados y el 27 por ciento de los fallecidos por esta enfermedad hasta la fecha.

Además, de acuerdo con la CEPAL, en América Latina la caída del PIB fue de 8.1 por ciento en el 2020, el 20 por ciento de las empresas tuvieron que cerrar su operación, las exportaciones cayeron en un 10 por ciento, las importaciones lo hicieron en un 13 por ciento, las remesas desde el extranjero también disminuyeron, la inversión extranjera se redujo en un 50 por ciento y el número de pobres aumentará en 28,7 millones. Perú, Argentina, Ecuador, Panamá, El Salvador, México y Colombia han sido los países más afectados.

El panorama se muestra complejo, pero recuperarnos es la única opción que tenemos. Estancarnos en las recriminaciones y la quejumbre no nos sacará de la situación en la que nos encontramos. Hemos superado crisis que han puesto en duda la viabilidad de la Nación; esta tragedia también la superaremos.

Empezamos el segundo año de pandemia con más herramientas para construir día a día esa nueva normalidad que nos permita estudiar, trabajar, compartir, producir y vivir con mayor libertad. Antes teníamos solamente las medidas no farmacológicas, ahora contamos además con vacunas y medicamentos que han demostrado beneficios contra la enfermedad.

Las vacunas serán de inmensa ayuda para avanzar en la senda del retorno al crecimiento y al desarrollo, en el marco de un Plan de Vacunación contra la Covid-19 que tiene una lógica de gratuidad, priorización, equidad y eficiencia que se debe satisfacer.  En cuanto a los medicamentos, vendrán más, ojalá en los próximos meses.

Siempre contaremos con las medidas no farmacológicas que han evolucionado en tanto se ha conocido mejor el comportamiento del virus. Como se ha señalado, siguen siendo clave el uso adecuado del tapabocas, el distanciamiento físico y el lavado de manos frecuente y adecuado, alejados de grandes congregaciones humanas. También la detección, el rastreo y el aislamiento de casos. En esto no nos podemos relajar ni las autoridades ni los ciudadanos, mucho menos ahora que viene Semana Santa y el primer pico respiratorio del año con la temporada invernal.