¿Qué va a pasar?
Augusto Galán Sarmiento MD.MPA
Director del Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud. Exministro de Salud
Nos preguntan familiares y amigos ¿cuándo se va a terminar esta pandemia y cómo puede ser el escenario para esa finalización? No es fácil contestar porque como ya se ha dicho, se aprende sobre la marcha de una epidemia secundaria a un virus que se detectó con bastante rapidez, pero cuyo comportamiento genera aún dudas.
En el mundo persiste mucha población susceptible de infectarse; la vacunación avanza en algunos países mientras que en muchos más el progreso es mínimo y la perspectiva para lograr la inmunidad colectiva es muy incierta; la duración de la protección por las vacunas no se ha aclarado y cada día es más cierta la posibilidad de refuerzos para mantener defensas activas; la aparición de variantes es una realidad que puede mutar con consecuencias inciertas; el desarrollo y la comercialización de tratamientos, en especial ambulatorios, se mantiene como una esperanza válida y eventualmente próxima.
Profesores de las divisiones de enfermedades infecciosas en las universidades de Emory y Brown publicaron un artículo en la última edición de Jama, en el cual plantean cuatro posibles escenarios hacia los que se pueden dirigir los países ante el SARS-Cov-2: erradicación, eliminación, cohabitación y conflagración.
El escenario de erradicación lo ven difícil porque requiere de varias circunstancias a nivel mundial. La prevalencia de la infección debe estar en cero. La inmunidad colectiva necesita ser al menos del 70 por ciento de la población. Las vacunas precisan generar inmunidad a largo plazo para que se prevenga la transmisión o la reinfección y haya protección para cualquier variante que surja del Covid-19.
Recordemos que la erradicación de la viruela en el mundo tardó más de 200 años desde la primera vacuna que se utilizó contra ella. Hay otras infecciones que han sido erradicadas en algunas regiones del planeta, pero persisten en otras.
La eliminación entonces puede ser algo más viable, así sea por períodos y en ciertos países, de acuerdo con estos profesores. Señalan como ejemplo a Israel con cifras cercanas a la meta del 70 por ciento de la población vacunada con esquemas completos que, unida a la seroprevalencia de infección en la población, conduce a una reducción de más del 99 por ciento en relación con los casos que presentaron durante su mayor pico de la epidemia. Así puede haber otros países. Necesitamos más tiempo para saber cuánto durará esa protección, ya que el proceso de vacunación todavía está en camino, en algunos países tardará hasta el 2023 o más, y existen reservorios animales para el virus.
En países con mayor extensión territorial y población, la cohabitación podría ser una realidad más próxima. En ellos la vacunación ha sido útil para disminuir drásticamente los casos más severos y la letalidad por SARS-Covid-19, aunque también ayudaría a enlentecer la transmisión y a controlar la mayoría de las variantes del virus. Con buena cobertura de vacunación, en estos países se presentaría escasa reinfección e insignificante transmisión secundaria, incluso frente a la mayoría de las variantes virales. Podría haber regiones libres de infección en países donde la vacunación tenga una amplia cobertura, lo que no evitaría la aparición de brotes de bajo grado por fuera de ellas, los cuales podrían afectar preferencialmente a la población no vacunada. Se pasaría de la fase pandémica a una endémica que ellos llaman tolerable.
Por último, los países sin buenos niveles de vacunación por carencia de biológicos, rechazo de la población o estados de inmuno-compromiso, pueden desembocar en lo que los investigadores llaman conflagración, que es una endemia moderada en la cual la circulación del virus permanece recia. Esto le permitiría al virus replicarse y adaptarse inclusive para evadir la acción de las vacunas, algo que sin duda hay que evitar.
Ante esos escenarios, la experiencia global es variada, nos señalan los autores. Israel, Nueva Zelandia y Brunei pueden estar cerca de la eliminación. Inglaterra, USA y China parecen aproximarse a la cohabitación. India, el Sudeste Asiático y Latinoamérica se encuentran en la conflagración.
Masificar la vacunación nos acerca a la eliminación o cuando menos a la cohabitación. En todo caso debemos salir de la conflagración en la que estamos en nuestra región. La cohabitación nos obliga además a mantener y fortalecer las medidas colectivas de salud pública y bioseguridad individual, porque el SARS-Cov2 demostró que no es una simple gripe y su comportamiento se asemeja a otros virus más agresivos.