¡Vergüenza!
Augusto Galán Sarmiento MD. MPA
Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud
La niña de nueve años se dispone a dormir en la cama estrecha de su habitación. La casa no es muy grande pero cuenta con suficiente espacio para los tres residentes. Su padrastro ingresa al cuarto con la aparente intención de darle las buenas noches. La acaricia y le manifiesta que la quiere mucho. Sus caricias continúan y se tornan más íntimas; le dice que no se preocupe, que nada malo le pasará.
Hay una especie de silencio cómplice en la casa donde habita también su madre. La niña está asustada, no desea que el padrastro prosiga con sus manoseos pero tampoco se atreve a reaccionar, mucho menos a gritar; y el hombre que bordea los cuarenta años avanza en sus pretensiones hasta que satisface sus deseos más instintivos. Después de violarla y antes de salir de la habitación, le señala que lo ocurrido debe quedar entre los dos porque nadie entendería el cariño que le tiene y podrían malinterpretarlo.
No es la primera vez; ocurre desde hace un año y se inició pocos meses después de que el padrastro llegó a la casa; y seguirá sucediendo con periodicidad hasta que la niña, a los 11 años y en el despunte de su pubertad, queda embarazada y no se puede ocultar el atropello.
Esta narración ficticia no es irreal en los hechos centrales. Podría haber sido otro escenario y podría haber sido un tío, un hermano o un vecino de la niña; eso dicen las estadísticas que indican que el 90 por ciento de los victimarios son conocidos o allegados de la víctima. También demuestran que son algo más de 5.600 partos anuales en Colombia de niñas entre los 10 y los 14 años, el 0,89 por ciento del total de nacimientos. Quince diarios; uno cada 100 minutos. Los departamentos más afectados Guanía y Vichada; seguido por otro grupo en el que se encuentran Caquetá, Amazonas, Putumayo, Cesar y Magdalena; aunque debemos resaltar que el sesenta por ciento de los departamentos supera la tasa media de 2,29 partos por mil niñas en esas edades.
Estos partos no se pueden ocultar. Aunque a los ojos de algunos podrán ser pocos, ninguna niña debería enfrentar una situación semejante; además, las violaciones incesantes que no se suspenden por embarazo ¿cuántas serán? Más que la ilegalidad, están el atropello físico, la transgresión sexual y un daño psicológico que puede ser irreparable.
Los medios se concentran en las violaciones en serie, los feminicidios y los sacerdotes pederastas, hechos graves todos por supuesto; pero esta violencia continua y soterrada contra niñas indefensas se mantiene silenciada como si estuviera arraigada a nuestra cultura o la evadiera una sociedad hipócrita que calla tal vergüenza.
El código penal es claro en su artículo 208, “el que acceda carnalmente a persona menor de 14 años, incurrirá en prisión de 12 a 20 años”. ¿Un parto en niña menor de 14 años no presupone el acceso carnal abusivo?
En lo que va corrido del año 2020 y de acuerdo con cifras de la Fiscalía General de la Nación, se han presentado 611 denuncias por este delito en menor de 14 años. Ante las cifras descritas en párrafos anteriores no podemos considerarlas suficientes ni por parte de las familias, ni del sistema de salud y tampoco del bienestar familiar. Mientras tanto el drama para estas niñas continúa. ¿Qué ocurre? ¿Es muy difícil judicializarlos? ¿Nuestra institucionalidad es indolente? ¿Es un asunto cultural extendido en todos los casos? ¿Las madres de estas niñas se hallan presas del miedo? ¿Sufren la misma violencia sexual o de otro tipo? ¿No les creen si denuncian? ¿Es machismo? ¿Esos tipejos se defenderán con el argumento que las niñas se lo buscaron?
Se evoca por esta época del año el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Todas las formas de atropello físico, sexual y psicológico contra ellas deben ser erradicadas en cualquiera de sus manifestaciones, sean producto del compañero sentimental, acoso, trata de personas, mutilación genital o matrimonio infantil. El abuso por violación, embarazo y parto en menores de 14 años -nuestras congéneres en muy tierna edad- tiene un momento oportuno en esta conmemoración para que no lo olvidemos, lo investiguemos y lo denunciemos.